El mio lo daba ya por celebrado. Como por esos días yo estaba empezando mis vacaciones pensó que el último piscolabis que habiamos organizado era por ese motivo, olvidando que fue F.F. quien invitaba, un poco forzado por todos, con motivo de su último ascenso.
Ahora, de nuevo era él, F.F. quien tenía que invitar a todos. Esta vez por su cumpleaños.
J. M. supuso que yo lo tendría que saber, que lo tenía entre mis amigos del Facebook y que el aviso de semejante evento ya me habría saltado. Sin embargo F.F. nunca debió verme como una amiga porque nunca solicitó mi amistad en la red social.
Yo no olvido su cumpleaños, aunque, por supuesto, no habrá ninguna felicitación.
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Cada vez siento a S.C. más distante. Creo que se arrepiente de cosas que han pasado y trata de evitar que vuelvan a ocurrir. Tal vez sea mejor así.
Sé que no quiere hacerme daño y yo solo espero que eso no afecte a nuestra amistad. Perderle como amigo es lo que realmente me dolería.
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Con este calor es imposible conciliar el sueño. Permanezco tumbada en la cama, boca abajo, imaginándole a mi lado, su mano acariciando mi espalda, hasta que al final me duermo.
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