miércoles, 25 de septiembre de 2013

Vacaciones en septiembre

Me gusta irme a la playa en septiembre. Tomarme unos días de vacaciones cuando los críos han vuelto ya al colegio y se respira paz y tranquilidad. Pero no puedo evitar los recuerdos que ya no sé si alguna vez fueron buenos. 

¿Por qué todo el mundo puede encontrar a alguien que le haga feliz y con quien compartir su vida y yo sigo aquí sola? Una vez más vuelvo a preguntarme qué estoy haciendo mal. Y sigo sin respuesta. 

Tampoco sé que me pasa con S.C. Es una relación que no va a ningún lado y que presiento me va a hacer daño, pero no puedo evitar pensar en él. Y me molesta cuando no me envía whatsapp y se olvida de mí. No debo conformarme con las migajas, con las sobras de otra mesa, y tengo miedo de acabar con todo y sentirme aun más sola.

Se está tan bien junto al mar... Pero una parte de mí quiere volver, regresar a la rutina, pensando que tal vez así deje de pensar en S.C.  y en F.F., y tenga la mente ocupada en el trabajo. Tal vez solo busque que ocurra algo en mi vida.
 

lunes, 16 de septiembre de 2013

Depresión catarral

Un fuerte catarro me ha dejado fuera de combate toda una semana, y parece que aun no ha terminado. A pesar de que los síntomas han desaparecido me siento débil y sin fuerzas, y lo que es peor... sin ganas de nada.

Con todo el catarro que llevaba y el montón de kilos que llevo encima, lo que menos me apetecía es que nadie me viera. Ya tenía bastante con acudir al trabajo cada mañana. Pero S.C. Se empeñó en que quería verme antes de que empezaran mis vacaciones y accedí, aunque ya sabía como terminan siempre sus visitas. 

Aquel día había empezado mal... el catarro, la congestión nasal y el continuo dolor de cabeza no me dejaban pensar, y al cerrar la puerta de casa me di cuenta que las llaves se habían quedado dentro, puestas en la cerradura. Sin las llaves no pude acceder al garaje por lo que no pude coger el coche y tuve que ir en el tranvía. Aquel día no había elegido los mejores zapatos para ir en transporte público. Los tacones de doce centímetros destrozaban mis pies a cada paso. Sin duda el exceso de peso tampoco favorecía mucho.

El fin de semana ha sido de letargo total y empiezo la semana triste y deprimida. Tengo que hacer un esfuerzo por perder unos kilos y dejar de pensar tanto en S.C. que solo va a su bola y nunca seré nada para él. Me siento sola... terriblemente sola.

F.F. sigue cambiando la foto de su perfil de whatsapp mostrando su maravillosa luna de miel. A veces pienso que lo hace porque sabe que yo las veo y quiere fastidiarme un rato pero tanta mediocridad no me da ni pena.

domingo, 8 de septiembre de 2013

Chonis y cerdos

No soporto a la gente. Así, en general, y a muchos en particular.

Llego a la playa, después de una semana de trabajo, un fin de semana de septiembre. Ya no es temporada alta y busco un hueco en la arena suficientemente distante de otra gente,pero  siempre tiene que haber un impresentable, una choni debarrio con toda su familia, niño incluido, que acaba poniendo su sombrilla pegada a la mia. Como si fuéramos amigos de toda la vida. Y eso no les parece bastante.., hay que molestar más... ponen una silla de playa y todos los cachivaches del niño en la sombra que hace mi sombrilla.

No importa que yo no deje de mirarles durante todo el proceso de invasión. Se creen los amos de la playa y el centro del universo. Todo el mundo es para ellos y es como si estuvieran solos en el mundo.

Al final, si quiero un poco de espacio a mi alrededor y no oir sus estúpidas conversaciones, no me queda de otra... soy yo la que tiene que recoger sus cosas, eso sí, sin evitar mover un poco de arena, y marcharme a otro lado. Esperando que por hoy no aparezcan mas chonis de barrio o de playa.

También podria hablar largo y tendido de esa gentuza que fuma en la playa. Me llega el tufillo del tabaco y me dan ganas de vomitar. Pero como estan al aire libre me tengo que aguantar, y encima se hacen las victimas porque se consideran perseguidos. Y no dejan de ser unos cerdos contaminando el aire con humos asquerosos y llenando la arena de colillas. 

La cuhipandi está por aquí. En una zona de más glamour, por supuesto. Pero con la mañana que llevo hoy no tengo ganas de nada, ni de tomar un aperitivo con ellos. Al final soy yo la que me distancio.


martes, 3 de septiembre de 2013

Odio de madrugada

Acaban de dar las cuatro en el reloj de pared que hay en la entrada de la casa y yo sigo despierta en mi cama vacía. 

Ya antes había escuchado esas sonoras campanadas a las dos y a las tres de la madrugada. Miraba una y otra vez el despertador, calculando el tiempo que quedaba para escuchar su sonido irritante de cada mañana. Creo que esta noche no voy a dormir nada. 

No dejo de preguntarme por qué a los demás les salen las cosas bien y a mi no me sale nada. Por qué puede ser feliz quien me hizo tanto daño. Mientras yo sigo hundida en un pozo. No me parece justo que la suerte acompañe más a la gente deshonesta, cruel y ambiciosa.

Solo espero que algún día la vida le devuelva todo el mal que ha hecho con unos buenos intereses. Cada día que pasa le odio más.


domingo, 1 de septiembre de 2013

Luchas internas

La cuchipandi se rompe. Yo pensaba que me estaba alejando de ellos, pero el problema está entre ellos. Más concretamente entre P.M. y B.P. 

Este año ni siquiera vamos a coincidir en nuestras vacaciones de septiembre. Cada una hemos cogido una semana distinta y solo vamos a coincidir algún fin de semana.

Se respira cierta tensión en el ambiente y solo espero que sea algo pasajero, y que las aguas vuelvan a su cauce.

Este fin de semana he estado con B.P. Y B.F. Tenían mucho interés en que saliéramos a cenar y a tomar unas copas, cosa que me sorprendió gratamente, pues llevaba mucho tiempo sin salir y cenando sola. Pero todo tiene su razón de ser... Se habían enterado de la boda de F.F. y querían saber si yo estaba bien y de que manera me afectaba todo esto. Quiero pensar que les preocupaba mi estado de ánimo y que no era simple cotilleo. 

F.F. volvió a quedar como lo que es... un impresentable. No les había dicho nada de la boda y eso que mis amigos llegaron incluso a darle alojamiento en su casa. Ya se sabe... donde no hay mata, no hay patata.