Sueños de verano

Después de comer en el restaurante que hay junto a la playa, me he quedado dormida bajo la sombrilla.

Me he acordado de las vacaciones que pasé un par de años en la Riviera Maya. Sola. Nunca tuve unas vacaciones así con F.F. y ahora creo que fue mejor. No tengo momentos maravillosos en una idílica playa del Caribe con la pareja perfecta, que hayan quedado en lejanos recuerdos.

Trato de imaginar instantes perfectos en un futuro, con alguien que sí merezca la pena. 

Trato de imaginarlos con S.C. pero veo ese anillo en su dedo y sé que nunca será nada para mi.

Cosas salvajes

El concepto de "salvaje" va cambiando de significado con el paso de los años. 

El otro día la cuchipandi iba a hacer algo salvaje, la gran locura del verano. Y contaban conmigo. En un primer momento me asusté un poco aunque mis amigos no han sido nunca de excentricidades que te pueden hacer acabar la noche en una comisaría. Ni tampoco me los imagino haciendo deportes de riesgo.

Lo salvaje y loco que me propusieron fue estar en la playa hasta la caída del sol y, entonces comer unos pollos asados, eso sí... con las manos, acompañados con cava. Este, por supuesto, servido en copas de cristal.

No he visto yo un programa de al filo de lo imposible con una actividad tan salvaje y arriesgada. 

Al final la climatología impidió tal hazaña, ya que el viento que se levantó en la playa al caer la tarde nos hubiera hecho comer el pollo rebozado, pero de arena. 

La aventura terminó en casa de M&P, en su fabulosa terraza frente al mar. Bebiendo cava y comiendo pollo con las manos.

Buenos anfitriones

Ayer me perdi la cena que organizaba mi amiga P.M. y su marido G.S. para enseñarnos su casa de veraneo. Otros años pasaban las vacaciones en la casa de B. P. y B. F. por lo que no podían ejercer de anfitriones como tanto les gusta. La verdad es que unos y otros lo hacen muy bien y sus fiestas son inolvidables. 

Esta es otra de esas cosas que me aleja de la cuchipandi. Nunca he sabido organizar fiestas, y tampoco tengo donde hacerlas. En la ciudad vivo en un pequeño apartamento y no tengo un precioso jardín para hacer barbacoas o montar un chillout. Y el apartamento de la playa es mas pequeño y no está en la zona de mas glamour.

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Hoy por fin ha hecho día de playa, aunque para evitar disgustos con la piel he terminado disfrutando de la brisa del mar debajo de la sombrilla.

Hecho de menos a alguien con quien compartir estos momentos.

Happy birthday

No he empezado bien este nuevo año. Me hago mayor. Ayer salí de cena y tres copas me tienen fuera de juego todo el día.

No es que me haga mucha ilusión celebrar nada. Debe de ser porque de pequeña no podía hacerlo. Al ser el inicio del verano y el final de curso mis fiestas de cumpleaños no eran multitudinarias... quien no tenía exámenes se había ido ya de vacaciones.   

El primero en felicitarme fue S.C., pero las copas ya estaban haciendo estragos y no tengo muy claro que le contesté.

E.E. no me ha felicitado aunque sé que es por causa mayor... debe de estar vigilado por su mujer. Y del que no espero nada es de F.F. y aunque lo hiciera no le daría las gracias.

Dos mensajes nuevos

Lo primero que hago al despertarme es mirar el móvil. Puede parecer una obsesión por ver si hay nuevos nensajes pero no es así. Se trata solo de apagar la alarma del movil que me sirve de despertador. Además, a esas horas, con los ojos medio cerrados por el sueño y sin las gafas, a penas puedo ver la hora que sale en números grandes.

Pero hoy había dos avisos de gmail de correos nuevos. No he podido evitar pensar que uno era de S.C. que había estado pensando en mi toda la noche... De ilusión tambien se vive, aunque a veces dure solo hasta que te pones las gafas y ves el aviso de una factura electrónica o la promocion correspondiente de un comercio por internet.

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Tengo que intentar descansar un poco antes de emprender viaje. Pero como dejo todo para ultima hora no se si voy a tener tiempo. Estas vacaciones en vez de paz solo me producen estrés, y eso que aun no han empezado. Voy a tener que pedir vacaciones para descansar de las vacaciones.

Le he dicho a S.C. que me gustaría que viniera conmigo. Sé que es imposible y no sé por que se lo digo. Tal vez intento que se sienta un poquito culpable por no hacer nada por mi. Otra vez vuelvo a pensar por él y seguro que él no piensa nada. 

Por un momento he imaginado que se acercaría a la salida del trabajo para despedirme. Pero no ha habido ni un beso ni una flor. 

Otro verano

Con este horrible tiempo cuesta pensar en vacaciones, pero dentro de dos días   estaré junto al mar.

Mis amigos, la cuchipandi, ya están allí, esperándome para cenar juntos el jueves viendo el partido de la roja. 

La cuchipandi... cada vez me siento más alejada de ellos y recuerdo los primeros tiempos, las tres chicas planeando vacaciones juntas, amigas inseparables, como las chicas se sexo en N.Y. aunque con menos fiestas locas. Luego las dos se casaron y yo iba con F.F. y la cuchipandi era mixta y también era genial, tipo friends... creo que veo mucha tele... En fin, a lo que iba... desde que saqué a F.F. de mi vida y del grupo, yo me he convertido en el bicho raro, la oveja negra, la nota discordante...

Es lo que tiene estar sola, cuando todo en este mundo parece que sea para dos. Y para rematar, la familia se cree que por el hecho de no estar con nadie tengo que dedicar todo el tiempo a ellos y acaban organizando mis vacaciones y desorganizando mi vida. 

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Unos días lejos de S.C. me vendrán bien.  Tengo que pensar menos en él y tratar de verlo solo como un amigo, aunque él no me vea igual. En realidad no sé como me ve, ni que siente por mi. Deberíamos hablarlo, pero cuando estamos juntos no hay nada que decir. 

A veces tengo la sensación de que no puede estar sin mi, y otras siento que se arrepiente hasta de haberme conocido. 

Una vez me dijo que me necesita y que me quiere. Ya es más de lo que nunca me habían dicho, y sin embargo no puedo creer sus palabras.

Maldita tecnología

Otra vez me dieron las tantas con el ordenador. Parece que la tecnología se ha puesto en mi contra. Primero fue el DVD que compré en internet y que ayer, después de un mes intercambiando correos con el departamento de atención al cliente y con el servicio técnico, he devuelto. Ahora me toca esperar a que me envíen otro. 

Después fue el aparatito de las autopistas, ese que te evita perder tiempo en los peajes. Pues a mi no me funcionó, y cuando llegué hasta la barrera tuve que echar marcha atrás y pasar por otro lado cogiendo el correspondiente ticket.

Lo último ha sido el portátil, que apenas uso, y que ayer, después de actualizar todo para tenerlo preparado para mi próximo viaje, le ha dado por no navegar por internet. 

Hasta las tres de la mañana estuve con antivirus y limpiadores sin encontrar nada. Aquí es cuando en otros tiempos entraba F.F. a poner todo en orden, pero ahora ya no puedo contar con él. Me ha demostrado que si como pareja valía poco, como amigo no vale nada.

Toda la noche

No sé que me pasa cuando estoy con él. Es como si el mundo no existiera, no puedo pensar en nada, ni en nadie. Trato de atrapar ese momento, como si fuera el último instante de mi vida.

Un breve instante que no me pertenece y que siempre termina antes de lo que me gustaría. Y todo vuelve a la realidad. Se va y de repente se abre entre nosotros un abismo de silencios.

Y me vuelvo a repetir que no volverá a verme hasta que pueda estar conmigo toda una noche. Aunque sé que eso no ocurrirá nunca.

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Empieza una nueva semana. Pero, a pesar de la misma monotonía de los lunes, la siento extraña. 

E.E. se ha ido de vacaciones después de confesarme lo mucho que me quiere. Yo no siento lo mismo por él, pero le echo de menos. Necesito a ese amigo y aliado en el trabajo. Solo espero que sus sentimientos no cambien nuestra buena amistad, aunque, por lo pronto, ya han desatado los celos de su mujer.  

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Hoy no estaba el coche de F.F. aparcado en el sitio de siempre y mi cabeza ha empezado a hacer conjeturas... será que ha vuelto a usar el bus, estará de vacaciones... Se habrá quedado sin coche porque lo cogió su novia para fugarse con el monitor cachas del gimnasio con el que le engaña desde hace meses. 

A pesar de que todo terminó hace casi cuatro años sigo espiando sus movimientos. Algo no funciona en mi cabeza.