Ya antes había escuchado esas sonoras campanadas a las dos y a las tres de la madrugada. Miraba una y otra vez el despertador, calculando el tiempo que quedaba para escuchar su sonido irritante de cada mañana. Creo que esta noche no voy a dormir nada.
No dejo de preguntarme por qué a los demás les salen las cosas bien y a mi no me sale nada. Por qué puede ser feliz quien me hizo tanto daño. Mientras yo sigo hundida en un pozo. No me parece justo que la suerte acompañe más a la gente deshonesta, cruel y ambiciosa.
Solo espero que algún día la vida le devuelva todo el mal que ha hecho con unos buenos intereses. Cada día que pasa le odio más.
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