Con todo el catarro que llevaba y el montón de kilos que llevo encima, lo que menos me apetecía es que nadie me viera. Ya tenía bastante con acudir al trabajo cada mañana. Pero S.C. Se empeñó en que quería verme antes de que empezaran mis vacaciones y accedí, aunque ya sabía como terminan siempre sus visitas.
Aquel día había empezado mal... el catarro, la congestión nasal y el continuo dolor de cabeza no me dejaban pensar, y al cerrar la puerta de casa me di cuenta que las llaves se habían quedado dentro, puestas en la cerradura. Sin las llaves no pude acceder al garaje por lo que no pude coger el coche y tuve que ir en el tranvía. Aquel día no había elegido los mejores zapatos para ir en transporte público. Los tacones de doce centímetros destrozaban mis pies a cada paso. Sin duda el exceso de peso tampoco favorecía mucho.
El fin de semana ha sido de letargo total y empiezo la semana triste y deprimida. Tengo que hacer un esfuerzo por perder unos kilos y dejar de pensar tanto en S.C. que solo va a su bola y nunca seré nada para él. Me siento sola... terriblemente sola.
F.F. sigue cambiando la foto de su perfil de whatsapp mostrando su maravillosa luna de miel. A veces pienso que lo hace porque sabe que yo las veo y quiere fastidiarme un rato pero tanta mediocridad no me da ni pena.
No hay comentarios :
Publicar un comentario