Fue una charla distendida y cómoda. Tal vez las cosas vuelven a la normalidad y podemos ser amigos.
En mitad de la conversación dejó caer que el curso lo tenía cerca de mi casa. Ya había hecho algún curso alli, cuando estábamos saliendo, y yo le había acompañado y nos habíamos tomado un café en el descanso.
Mi imaginación empezó a funcionar y le vi plantado en la puerta de mi casa... Como estaba cerca pensó en hacerme una visita de cortesía, darme una sorpresa y fumar la pipa de la paz. Al llegar alguien estaba llamando en el telefonillo y F.F. aporvechó para entrar en aquel portal como había hecho tantas veces. Subieron juntos en el ascensor... casualmente los dos iban al mismo piso.
S.C. llamó al timbre sin dar tiempo a reaccionar a F.F. que no sabía donde meterse. En aquel instante se dio cuenta que no había elegido un buen momento para ir a verme y que tal vez hubiera sido mejor avisar con una simple llamada de teléfono. Yo abrí al puerta descalza y con un camisón de raso negro que me había puesto para sorprender a S.C., pero no sé quien fue el más sorprendido... de los tres.
Ayer por la tarde S.C. vino a verme. Por suerte no había nadie más en la puerta.
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